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Estos son lo cinco puentes para matar el vértigo haciendo puenting.

1. Puente de la Caille (Ródano-Alpes, Francia)
Aquí se encuentra el germen de este deporte extremo. Está formado por dos puentes, el de Charles-Albert, considerado monumento histórico de Francia, y el de Caquot, destinado para liberar del tráfico al primero. Al contar con dos plataformas de gran altura y tan próximas entre sí (su distancia es de unos 50 metros), el escalador alemán Helmut Keine decidió atar una cuerda en uno de los lados del Charles-Albert y saltó desde el de Caquot, de manera que logró un gran movimiento pendular. Esta versión, que data de 1973, es la más extendida en el mundo del puenting.
Se trata quizás de los lugares más hermosos que se encuentran en Europa a una distancia razonable. Más que el entorno, que también puede resultar cautivador para el visitante, el atractivo del Puente de la Caille reside en su inherente belleza, ya que la construcción de Charles-Albert se remonta al siglo XIX. Situado en el municipio de Allonzier-la-Caille, en la región de Ródano-Alpes (sureste de Francia), cuenta, además, con una altura que no puede encontrarse en España para la práctica de este deporte. Le separan 147 metros del río de Les Usses, de modo que su primera impresión puede dejar sin aliento al aventurero más intrépido.

2. Puente de Chaulière (río Verdon, Alpes de Alta Provenza, Francia)
El punto más alto de Europa para practicar puentismo. Está situado al sur del anterior, a menos de 200 kilómetros de Marsella, en la zona de los Alpes de Alta Provenza. Quienes se han atrevido a desafiar al puente de Chaulière aseguran que no hay una impresión parecida a lo que se siente cuando se encara el vacío sobre el Verdon. Sus 182 metros de altura le convierten en el rey del Viejo Continente para los deportes extremos. De hecho, una empresa organizadora de las actividades en torno a este puente ha instalado una grúa para facilitar el descenso tras el salto. La sensación de vértigo es incomparable.
El paraje, además, seduce a todos quienes lo visitan. Las gargantas del Verdon son tan atractivas como conocidas entre los escaladores a nivel europeo, y el puente de Chaulière (o Artuby) aumenta de manera exponencial la oferta de deportes extremos de la zona (suele practicarse incluso el vuelo en parapente). Los cañones que se levantan junto al río están considerados como algunos de los más bellos del continente, lo que convierte el gigantesco puente en uno de los grandes paraísos cercanos para practicar puentismo. Entre los expertos, sin embargo, recomiendan hacerlo con gomas elásticas y una caída vertical (el ‘puenting’ tradicional realiza un movimiento pendular), ya que la aceleración a la que se acerca el suelo resulta irrepetible.

3. Puente de Lanjarón (Tablate, Granada)
Además de ser uno de los más propicios para lanzarse al vacío, el puente de Lanjarón resulta muy particular por varios motivos. Es el más alto de las tres generaciones de puentes que se levantan sobre el barranco de Tablate. Resulta impresionante la sensación de cercanía con respecto a las paredes del barranco, y la caída libre en dirección a alguno de los puentes más antiguos. Tiene una altura superior a los 90 metros, y los organizadores de saltos garantizan una caída de más de 20 metros. En otro de los puentes (el intermedio) también puede realizarse el ‘puenting’, aunque su altura es bastante menor.

4. Puente sobre el río Cofio (Madrid)
Situado en el límite de las provincias de Madrid y Ávila, el puente sobre el río Cofio es uno de los más empleados para esta práctica en España. A pesar del accidente mortal que sufrió un joven en julio de 2002, el ‘puenting’ no ha dejado de estar presente en este viaducto, de 63,5 metros de altura (sus saltos son cercanos a los 20 metros). Lo cierto es que los riesgos de realizar saltos encordados son mínimos si se utilizan las medidas adecuadas y acompañados de profesionales. Los organizadores suelen doblar las medidas de seguridad con sus clientes, de modo que el peligro de que dos dispositivos fallen es casi nulo.
